sábado, 19 de enero de 2013

Capítulo 17.


A la mañana siguiente, sentí como mi padre me destapaba y me hacía cosquillas en la barriga para que me despertara.
-Venga cariño, vístete que nos vamos ya.
-Joop…tengo mucho sueño- platiqué mientras me levantaba de la cama bostezando de sueño.
-Venga, vamos.
Miré la hora, las siete menos cuarto, que temprano dios.
Abrí la maleta y saqué un conjunto que me había comprado el día antes con mi padre, me puse unos zapatos dorados con un cinturón a juego y los pendientes del color del chaleco. Me pinté y me puse unas trenzas en la parte delantera de la cabeza aguantándolo con una horca en forma de flor.
Cogí los libros de la maleta y salí de allí con mi padre. Nunca olvidaré lo bien que se estaba ahí dentro y lo bonito que era todo.
-Repetiremos ¿no?
-Claro hija, cuando tu quieras- me dijo posando su brazo en los hombros.
Me eché a reír y me metí en el coche.
 Al llegar al instituto, me encontré con Laura. Se me acercó.
- ¡Buenos días Estela! Qué temprano vienes hoy ¿no?-Me saludó Laura.
- Buenas. La verdad es que sí-reí.
-Bueno, ¿Cómo vas con el chico ese? ¿Andrés se llamaba no?
- Sí, Andrés. Bueno, bien-dije no muy convencida de ello.
-¿Seguro?, no te veo muy convincente.
- La verdad es que no es muy convincente.
- ¿Y eso? ¿Ha pasado algo?
-Bueno… Hem… se podría decir que muchas-dije mientras metía el móvil en la mochila.
-Cuenta, cuenta, ¿Qué ha pasado?
-Ven, te lo contaré por el camino. Vamos a sentarnos, es muy largo.
Al llegar al banco, ya se lo había contado todo. Ella se quedó helada, no se imaginaba que había pasado eso.
- Y… con todo lo que te ha hecho. ¿Sigues con él?
- Sí ¿por qué?
- Impresionante. Te pega y está con otra y sigues con él. No me lo puedo creer.
- Es que no le quiero perder. Le quiero mucho.
-Pero Estela, hay muchos chicos. Seguro que ninguno te hace lo que te está haciendo él.
- Perdona, pero ya me pidió perdón. Ya no lo hará más-dije algo cabreada.
- Como tu digas. Pero ten cuidado con lo que te hace y dice.
- Tranquila, él solo me pegó porque estaba cabreado, nada más.
-Tu verás lo que hace. Pero un chico nunca debe pegarle a una chica.
-Ya no pasará más, tranquila.
- Ojala. Si pasa algo más me lo cuentas ¿vale?
- Vale, muchas gracias Laura.
En ese momento me di cuenta que gracias a ella tenía un hombro en el que apoyarme.
- Bueno, ahora le ves en clase.
- No, hoy no viene.
- ¿Y eso?
- No sé, me dijo que tenía cosas que hacer allí.
-Que raro.
-Bueno, dejemos el tema, vámonos a clase ¿no?
-Sí, vamos.
Al llegar al aula ya estaba la maestra pasando lista.
- Jopee, verás la bronca que nos va a echar-dije algo atemorizada.
-Laura: Por un día no pasará nada, eso espero.
Entramos en clase y la maestra Inma nos miró y nos llamó la atención.
-¿Qué hora son estas?
- Lo sentimos maestra, no volverá a pasar.
-Se nos ha ido el tiempo volando, perdón-me ayudó Laura.
- Está bien. Pero que no vuelva a ocurrir ¿comprendido?
Afirmamos un sí con la cabeza y nos fuimos a nuestros sitios. Allí estaba Pedro, mi compañero de mesa, pero algo cambiado.
-¿Qué te has hecho Pedro?
-Pues me han quitado los aparatos las gafas, llevo lentillas.
Me quedé asombrada, no parecía el mismo de siempre, era otro. Estaba muy guapo así.
- Estás muy bien.
-Muchas gracias- sonrió.
-Bueno, empecemos la clase. Falta Andrés ¿no?
Nadie habló ni contestó.
-I¿Alguien sabe que le pasa?
- Creo que esta enfermo.
En ese momento silbó Laura y la miré.
- ¿Por qué has dicho eso?- deletreó sin hablar.
Encogí de hombros y respondí un “mejor así” bajito.

Al terminar la clase y salir al pasillo, Pedro se acercó a mí.
-Bueno, ¿y como has pasado el fin de semana?
- Pues muy bien-fingí-¿y tú?
- Bien, la verdad.
Sonreí y en ese momento me dí cuenta de que Andrés se encontraba allí, frente a mí, a unos 4 metros y se acercaba cada vez más.
- ¿Ya estás aquí?
-Quita-dijo antes de echar a Pedro de mi lado de un empujón- ¿Qué estabas haciendo?
- Nada, solo me había preguntado que como me había ido el fin de semana.
- Claro…-dijo algo enojado.
- ¿Qué pasa? ¿No puedo hablar con él?
- ¡Pues no!
-¿Por qué?
- Porque te lo digo yo.
- Pero si es mi compañero de mesa, nada más.
-No quiero que hables con él y punto. Como te vea hablando con él lo mato.
-Vale, tranquilo. No hablo más con él.
Pedro, al escuchar la conversación, se fue de allí y se metió en clase algo disgustado.
-Asíque ya sabes.
- Bueno ¿y qué haces tú aquí?
- He acabado antes.
-Ah vale…

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